Para mí, hablar de este proyecto es hablar de sentimientos, pues aunque el guión siempre es el mismo, cada representación es única, caracterizada por momentos que nos hacen emocionarnos y que dan sentido a lo que hacemos. Estos momentos tienen lugar dentro, tras el telón, sobre el escenario, y por supuesto, en el público. Y es el público, con su respuesta, el que te da la fuerza para continuar, y el que te hace creer, todavía más, que ¡VIVE!, que ¡VIVE Jesús el Señor!. Si no, ¿cómo puede ser que la representación teatral de unos simples aficionados pueda llegar a emocionar tantos corazones?.
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